“Nos conocimos en un mundo de hechizos y palabras, donde el juego nos unió antes de que siquiera entendiéramos lo que significábamos el uno para el otro.”
Nos conocimos en un juego de hechizos,
un Hogwarts de fantasía donde yo era el chico malo
y tú, la lista que siempre sabía la respuesta.
Fue solo un rol,
palabras que iban y venían en la pantalla,
pero algo en tu forma de escribir
me dejaba con ganas de más.
No fue amor a primera vista,
fue una chispa de curiosidad,
una intriga que se encendió
cada vez que te leía.
Quise saber quién eras,
más allá del personaje,
descubrir la risa detrás de las letras
y el brillo que escondías tras esa pantalla.
Nuestros personajes acabaron juntos,
y aunque era solo un juego,
empecé a buscarte en cada rincón
del mundo virtual.
No entendía por qué,
pero algo en ti me quemaba,
una atracción que crecía en silencio,
sin pedir permiso.
Ahora, mirando atrás,
sé que ese fue el primer hechizo,
la primera poción que bebí sin darme cuenta,
y aunque no lo supe entonces,
ya empezaba a caer bajo tu encanto.
