“Hubo un momento en el que dejamos de hablar como antes. No fue una pelea, no fue un adiós. Solo el silencio tomando su lugar entre nosotros.”
Al principio eran palabras,
largas, infinitas, sin final.
Después fueron frases cortas,
y luego, puntos suspensivos.
Hasta que un día,
nos dimos cuenta de que
el silencio era más honesto
que cualquier “te extraño”.
No hubo reclamos,
no hubo despedidas,
solo pausas cada vez más largas,
respuestas que tardaban en llegar,
hasta que ya no llegaron.
Y ahí supe
que a veces el amor
no muere con un grito,
sino con un susurro
que nunca se dijo.
