“Todo comenzó con un mensaje, una simple curiosidad que creció en el misterio. Pero el día que te vi, supe que la pantalla nunca había sido suficiente.”
Te escribí al privado,
como quien lanza un hechizo al aire,
esperando una respuesta,
buscando ver más allá del personaje,
más allá de la pantalla,
sin saber que detrás había una belleza
que no entendía su propio secreto.
Eras misterio y luz,
una mezcla que me atrapó.
En cada mensaje tuyo,
quería saber más,
conocer tu risa real,
ver tus ojos hablar sin palabras.
Un día, encendiste la cámara,
y el mundo se detuvo.
El universo me mostró algo sagrado,
algo puro:
eras tú, la chica del silencio,
más hermosa de lo que imaginé,
un jazmín floreciendo en invierno.