“Había un nosotros antes de que lo supiéramos. Estaba en las noches en vela, en los silencios compartidos, en el latido que no necesitaba palabras.”
No había promesas,
ni fechas,
ni despedidas que dolieran.
Éramos un juego
que no tenía reglas,
un reloj sin horas,
un destino que no marcaba ruta.
Pero ahí estabas,
en cada madrugada compartida,
en cada risa contenida,
en cada noche en la que el adiós
se hacía un poco más difícil.
No lo dijimos,
pero existía.
No lo escribimos,
pero estaba en cada palabra.
Nosotros ya éramos
antes de saberlo.